Discurso del Presidente Alejandro Giammattei en el marco de su visita a Ucrania

Reciban un saludo en nombre del pueblo guatemalteco, nos sentimos consternados por el dolor y la devastación que en estos momentos se sufre aquí en Ucrania. De los cuales he sido testigo al visitar los sitios donde se han sentido los horrores de este enfrentamiento.

Nuestra solidaridad está con todo el pueblo ucraniano, que ha resistido con valentía.

Nos solidarizamos profundamente con las familias que han sido víctimas inocentes de este terrible flagelo en sus hogares, vecindarios y ciudades.

Familias que han sufrido pérdidas irreparables en su nación por esta guerra injustificada.

Honramos también la memoria de aquellos valientes soldados que han dejado a sus familias ofrendando sus vidas por proteger la independencia e integridad territorial de Ucrania. Soldados que dan la vida por defender la dignidad de todo un país en el frente de batalla.  Asimismo, nuestro más absoluto respeto a las fuerzas armadas ucranianas que aún, después de seis meses, se encuentran luchando y resistiendo con patriotismo, valentía y honor.

En uno de los momentos más oscuros e inciertos de este siglo, quisimos venir a reiterar nuestro total y absoluto respaldo al presidente Volodímir Zelensky. Que con su liderazgo, coraje y gran dignidad, mantiene unida esta nación.

Mientras mueran seres humanos, no podemos callar nuestras voces.  Mientras mueran seres humanos, no podemos ver hacia otro lado. Mientras seres humanos mueran por guerras insensatas, debemos promover, más que nunca, la democracia, la paz y la solución diplomática de los diferendos entre las naciones.

El mundo que cree en los principios universales del respeto no debe tolerar lo intolerable, ni ser indiferente y mucho menos guardar silencio porque esto nos deshumaniza.  Hoy más que nunca, quiero referirme a lo que establece la Carta Constitutiva de las Naciones Unidas que dice:

  • “Para preservar a las generaciones venideras del flagelo de la Guerra.
  • Reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana.
  • En la igualdad de derechos de hombres y mujeres, pero sobre todo de las naciones grandes y pequeñas.
  • A crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto de las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes de derecho internacional. Y con tales finalidades dice esta carta:
  • A practicar la tolerancia, a convivir en paz como buenos vecinos,
  • A unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional.

Naciones del mundo, aquí desde Kiev, unámonos para que cese este enfrentamiento y se restablezca la paz. Cada día que se alarga este conflicto se acorta el futuro de un niño, se pierden vidas y nos hace falta más la esperanza en la humanidad.Desde allá, desde Guatemala, traemos un mensaje como una nación que cree en la paz, en el respeto y la dignidad de los seres humanos, donde creemos firmemente que se deben impulsar los esfuerzos por levantar la bandera de la paz, por proteger la vida y la esperanza en un mundo mejor.

¡Guatemala elevó su voz!

Que quede claro, desde el inicio de este conflicto, Guatemala elevó su voz. Siempre seremos coherentes con nuestras palabras. Guatemala no  guardará silencio. No hemos sido espectadores pasivos. Por el contrario, hemos promovido una fuerte ofensiva diplomática al urgir resoluciones condenando el conflicto y urgiendo el restablecimiento de la paz.

Guatemala y las naciones que amamos la paz, debemos unirnos contra toda expresión de guerra. E impulsaremos sin descanso, los compromisos globales que permitan que el drama que hoy vive Ucrania no se vuelva a repetir. Una prueba irrefutable de las consecuencias de esta guerra son los efectos económicos globales que han generado inflación, incremento en los costos de la vida, y por ende más pobreza y en el futuro en el que se percibe una crisis alimentaria que podría significar la muerte de millones de personas.

Presidente Zelensky, usted lo ha dicho, que la única forma de detener esta guerra es estando unidos, en el concierto de la paz y la armonía entre las naciones. Y lo invito a que no claudiquemos en nuestra fe y la esperanza en que los seres humanos puedan crecer en un mundo libre, con una vida digna y en paz.

¿Será que seremos capaces de explicarles a las futuras generaciones qué hicimos cada vez que se desató un conflicto armado y nos quedamos callados?

¿Podremos contestar sin avergonzarnos qué hicimos mientras morían niños y personas civiles inocentes?

¿No iremos a sentir pena mientras vemos cómo la injusticia le gana a la paz?

Pues  bien, hoy tenemos la oportunidad histórica de dar una respuesta contundente. Lo que hoy aquí se vive debe ser un llamado a la conciencia que, como seres humanos, nos está haciendo falta, para ser dignos de considerarnos humanos.

Naciones del mundo,

¿Y si nos unimos? ¿y si dejamos atrás nuestras diferencias y  dejamos de dividirnos?

Si en lugar de enfrentarnos entre nosotros, enfrentamos las causas que están poniendo en riesgo a la humanidad. Este siglo no debe representar la destrucción de la humanidad, sino la esperanza de heredar un mundo mejor.

Que Dios los bendiga, pero sobre todo que Dios bendiga a Ucrania, a Guatemala y a un mundo en paz.